4 oct. 2005

RETRATO

Tú, por ejemplo, derramas los signos de tu cuerpo en el aire,
los frutos de un invierno donde la ruina amó a la iridiscencia
y la catástrofe tuvo un refugio inexistente
para que la guardaras en tu mano
como escondes allí la lentitud.

No hay sabiduría en el ojo que te ordena al momento que te despedazas,
el párpado que al fondo te recuerda al verte trasmigrar hacia el árbol
cuando caes en verdad al derramar el ojo, la materia, el sonido,
el follaje que se aproxima al viento en un pacto sin rumbo,
la red vacía que te atrapa al caer y te nombra con pequeños quejidos.

Si te amo es porque he visto que sostienes los pedernales del cielo y de la tierra,
los levantas como señas vertiginosas. Tras el cuerpo de nadie
aguarda la ebriedad que agita con tus brazos
la jaula donde el aire se extermina en el fuego.
Todo se recupera desde la destrucción al reducto,
el zumbido del odio anuncia el ruido del paraíso.

Nada digo de ti que no perezca, en la piedra más honda
oyes la forma proceder al vacío.
Hay una forma, sin duda hay una forma.
Hay un modo de perseguir pero no existe una forma que no persiga.
Hay una forma, pero nada hay detrás
y caer es el vértigo, caer es el efecto de una dominación.

Lo que puedo decir yo, recién creado por un día,
recordar el sabor de la especie de la muerte.
Lo que puedes decir tú sin decir nada,
demostrar el vacío sobre la frente de este mundo,
el ejercicio de un gobierno a la sombra del otro.

Si todo lo que ordeno tras el pozo del ojo radica en la astucia con que duerme tu cuerpo
éste no es un retrato sino tu soledad, sino mi regocijo ante un pacto de muerte.

Javier Bello

2 commentaires:

Anonyme a dit…

hola bella!

(agnes)

Poetree a dit…

Gracias x dar a conocer a Javier Bello!