Me quedo con la imagen definiéndose de a poco,
eres mi aprendiz, yo soy tu discípula. El conocimiento duele en tus palabras y
hiere en mi distancia. Somos el viento y el relámpago golpeando sus verdades en
una tierra tensa.
Me dices te amo, te adoro, eres mi sol, pero no
tengo nada que ofrecerte.
Te digo te amo, te adoro, eres mi cielo, pero
solo tengo la noche.
Revelaciones sin artilugio nos acercan al amor
con este entrañable adiós.
Dejo que ardan las demás agitaciones verbales
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