4 avr. 2014

En busca de las raíces g/hermanas

Por fin a Alemania, después de tantos años en que el sueño de un viaje así fue censurado en el colegio que albergó mi desadaptada época de adolescencia. Por cierto, el delay que me caracteriza, es como el desfase de la teoría filosófica y la realidad de los cuestionamientos cotidianos o poco menos,  porque en serio: muuuucho tiempo como para cruzar el Atlántico hacia este suelo que a veces es medio áspero y rugoso, pero tiene su lado dulce, como todo pastel. Más años de los que con mi relativa solvencia económica (caótica) hubiera tenido que esperar. Sin embargo, me justifico por la procastinación, pues resulta que luego de sepultar este sueño de raíces germanas, busqué y encontré en la patria chilena rincones hermosos que conocer que fueron prioridad...
Ahora
Jetzt
2014
Desde Kassel, tierra desde donde salieron los ancestros Adolfo y Henrietta, allá por algo así como el 1887, para tierras desconocidas en dos sentidos: en sus vidas (porque se casaron allá) y en el territorio de Arauco, ni más ni menos, en esos bordes entre lo conocido y lo salvaje. Acá el paisaje es parecido pero más domesticado, cerros, ríos, lagunas, bosques con una tranquilidad que parece venir desde el orden, veo árboles numerados y senderos conservados o restaurados para recorrer la naturaleza otrora salvaje.

Aquí unas fotos de Kassel:

Löwenburg 1

Löwenburg 2

Entre paréntesis, si hay algo que me gusta de Alemania es como se fueron en la volada romántica. Ahora bien si ese vuelo imaginativo lo llevó a otros delirios posteriores e imborrables por su horror quepa la reflexión de que la evasión a los mundos de fantasía ha traído para la humanidad en su historia artefactos de ambas polaridades de lo humano: gran belleza y horror. No doy más espada a este lamento soterrado por el nazismo del que mi rama familiar se eximió para adentrarse en la pacificación de la araucania (otro crimen), pero del que no tengo detalles más que llegaron a Lumaco, cerca de Purén y allí tuvieron finca familiar típica de colonos alemanes.

Sigo con las fotos de Kassel

Löwenburg 3 

Löwenburg 4

Típico que no dejan sacar fotos en interiores excepto en algunos casos que uno pague un extra de unos cuantos euros, pero sobre el interior helado y ostentoso, con detalles de un cuidado que solo se veía en aquellos tiempos, porque considerando la tecnología a mano, la maestría en realidad era sobresaliente para tapices, telares, ebanistería, carpintería, arquitectura en el fondo. Me gustó este pequeño castillo del Wilhelmhöhe en Kassel, con un parque inmenso que en verano tiene unas cascadas artificiales que se ven a lo menos impactantes.

Esa soy yo desde arriba donde parten las cascadas hasta la piletita que se ve abajo.

Termino este capítulo con una última información de estos románticos: Wilhelm, hijo de Karl, es de los primeros casquivanos reales que les dio por reciclar las imágenes del medioevo y en esa función llevó a cabo el plan de erigir el castillo de Löwenberg al más puro estilo medieval. En todo caso su padre, otro liviano del casco, diseñó un parque divino, con una escultura de Hércules en un gran altar o edificación, bien elocuente a decir verdad.

Hércules

(Continuará)

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