13 août 2006

Una pena liquidada.

Casi a jirones desmenuzaba el pollo esa mañana, hundía el cuchillo con violencia; salpicaba el mesón de cáscaras, maldecía más de lo acostumbrado.

Aquella mañana se quejaba de la vida, puesto que necesitaba y rogaba de ella algún signo optimista, o algún rastro de esperanza.

Entonces -¡Cresta!- se cortó.

La sangre consentía su llanto. Su pena líquida ya abandonaba el cuerpo y sentada sobre las baldosas manchaba su rostro al enjuagarse las lágrimas.






2 commentaires:

manán a dit…

me corté el viernes, cocinando con un cuchillo japonés asesino... ¿la foto es tuya? bien,
saludos.

valbuenamirandismo a dit…

este servidor pasó aquí de visita y leyó textos de variado tipo y catalogó tales textos como modernos y luego optó por calificar la sincera frase: "entonces -¡cresta!- se cortó" como la mejor oración de todas.
soy miembro de los señores, y tras una interrupción drástica,´debido a que el team sufrió imprevistos y viajes y etcéteras, informo que los señores ya casi están de vuelta. como usted fue una de las cuatro mujeres invitadas a tal masculina página, la invitamos nuevamente a sorprenderse con nuestra actual metrosexualidad. no todavía. estamos en elaboración. aunque usted no lo crea, estamos en maquillaje.
muchos saludos,
un servidor.
los señores.