1 oct. 2008

Tali:


Quería lo mismo que tú, esa libertad de búsqueda por la pureza del ser, no por la búsqueda, sino por el ser; pero me hundí en la desilusión y la inercia. Lo especial que me ocurrió, fue una muerte interior de donde salió una guerrera, una walkiria, que ha ido evolucionando.
Lo sé, hice lo que no elegí, hice algo hecho para mí, estudié un saber que no impulsaba mis latidos, pero con eso pude irme, independizarme conciliada con los padres, hacia un camino que recién comenzaba, afuera del hogar.



Bueno, a lo lejos, el hogar funciona al revés:
El padre es femenino; la madre, es lo masculino, la nana es la dueña de casa y los animales domésticos (menos la Catalina Q.E.P.D.) los soberanos caprichosos, de los aposentos y el jardín. Las hijas, valientes; el hijo, dependiente: todos disciplinados en la disfuncionalidad.
Eso es.
El dibujo que aprendemos es el modelo, pero no es la encarnación de lo que podemos o debemos elegir. Sin embargo, por algún motivo, esas realidades que duelen y calan; nos mueven a actuar y a acercarnos a esa libertad.
La libertad aparece, al fin, en todos los caminos...

2 commentaires:

fliba a dit…

La raja, esa es la interpetación, la adaptación del modelo/co para que funcione.
La libertad, el alma

KUASH!

es bueno despertar, hacer y no hesitar (palabra prestada)

Ennnnnnfin hermanita,
usted sabe cuánto la amo.

sabe usted?

infinito.

nomecentro a dit…

El llega a ser lo que eres de Píndaro no concreta mucho. Siempre me pareció que había algunas cosas claras sobre las que se puede empezar a construir algo. El abrazo social que felicita al ser juicioso que adopta los valores reinantes, no me parece tan determinante como lo describe Fromm: El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad desea únicamente lo que se supone que ha de desear. Es necesario darse cuenta de que saber lo que uno realmente quiere no es tan fácil como algunos creen, sino que representa uno de los problemas más complejos a los que se enfrenta el ser humano. Es una tarea que tratamos de eludir con todas nuestras fuerzas, aceptando fines hechos como si fueran frutos de nuestro propio querer. Es frecuente poner todo el ánimo en querer una actividad, y que no resulte suficiente. El matrimonio que se debe esforzar demasiado en la conveniencia (y obligación) de llevarse bien, suele acabar mal.